jueves, 24 de julio de 2014

Sobre buenos y malos


En la mayoría de los sistemas judiciales (no sé si en todos), en cada caso hay una parte defensora y otra acusadora. A cada parte se le dota de incentivos para cumplir su misión lo mejor posible. El abogado defensor se juega su reputación y su dinero. Lo mismo el fiscal. De este antagonismo se espera que salgan a relucir toda la información y pruebas relevantes para que el juez pueda dictaminar con justicia. Sería absurdo decir que el abogado es el bueno y el fiscal el malo, o al revés. Ambos son necesarios para que el sistema funcione según lo esperado.

Imaginemos ahora (síganme aquí durante un rato, luego se pondrá en contexto y se matizará mucho) que la relación de las diversas opiniones en una sociedad responde en por lo menos una parte a la dinámica del párrafo anterior. Por ejemplo, la izquierda propone medidas y lucha por alcanzar objetivos sin tener demasiado en cuenta las restricciones, mientras que la derecha se preocupa por las restricciones y pasa de luchar por ideales (aquí se puede leer sobre esto con más elaboración, en "los objetivos y las restricciones"). O por poner otro ejemplo, los nacionalistas periféricos piden más concesiones del gobierno central, quien se ocupa de rechazar las menos realistas o imposibles (más ejemplos de esta dinámica aquí, en "sé realista, pide lo imposible"). Así, los progresos habidos en la construcción del estado del bienestar desde la segunda guerra mundial son resultado de negociaciones y pactos, pero también de un tira y afloja entre quienes quieren más y quienes quieren menos. ¿De quién ha sido la construcción, de los que más reivindicaban, incluso reivindicando lo imposible o de los más comedidos, incluso siendo comedidos en lo posible? El resultado es fruto de la interacción y la dinámica social. Si la historia es como estoy diciendo, no tiene sentido hablar de buenos y malos, ni de mayor catadura moral de unos o de otros. Claro que cada individuo, adscrito a una de las posiciones, verá claramente la necesidad del papel de él y de los suyos en todo el proceso. Tendrá razón, pero solo la mitad.

Ahora viene la matización a lo anterior y el contexto. No quiero con el párrafo anterior abogar por la tesis de que los avances sociales hayan sido así todos ellos o una parte importante. Tampoco quiero señalar ninguna equidistancia moral entre izquierda y derecha o entre nacionalismo periférico y gobierno central. Lo que quiero señalar es lo siguiente: mucho del lenguaje y del argumentario de gentes de izquierda y derecha (y de otros grupos que se oponen entre sí) parecen responder a la dinámica anterior. Gentes de izquierdas pidiendo lo imposible en temas económicos (políticas sin contrapartida presupuestaria, por ejemplo), gentes de derechas haciendo lo propio (políticas sin análisis sobre su funcionamiento, también por ejemplo). Sindicatos que piden más poder para el trabajador, empresarios que piden más poder para sí mismos, ecologistas que quieren todo 100% natural y renovable (whatever it means),...

Si en estos discursos uno toma la postura de pedir cuanto más mejor para una parte, que ya se encargará la otra de pedir para sí, ese uno estará abandonando la idea de construir un discurso completo, y estará eliminándose como referente para hacer diagnósticos y propuestas sensatas que sirvan para organizar mejor la sociedad y no debería extrañarse de que los demás no den demasiado pábulo a posibles ínfulas de superioridad moral que crea le otorga su ideología.

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Hace tres años en el blog: El poder de los mercados.
Hace cinco años en el blog: El consumismo: algunas reflexiones.
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2 comentarios:

  1. «estará eliminándose como referente para hacer diagnósticos y propuestas sensatas que sirvan para organizar mejor la sociedad».

    Apaga y vámonos. Yo puedo establecer un diagnóstico certero y sugerir propuestas sensatas, pero la honestidad me impide no denunciar a banqueros, empresarios y a muchos políticos. Mientras haya personas buscando basura en los contenedores, lo más sensato y honesto es reclamar TODO para ellos y NADA para los otros.

    ¿Ínfulas de superioridad moral? Es que para ser "buena gente"hay que tener muchas pelotas. Hay que ser muy valiente y honrado. Si tú en tu equidistancia (o cualesquiera que sean los matices que pongas a la misma) no te sientes superior moralmente a los demás (o no tienes valor para serlo), tendrás que rascarte ese grano, porque, por tus líneas, veo que te pica.

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    1. Me parece que no has entendido nada de la entrada. Estás muy susceptible y has querido leer cosas que no he dicho. Si te dignas a leer con cuidado y a comentar sobre el tema podremos hablar. Si no, no habrá manera.

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