viernes, 10 de julio de 2015

La banca islámica y la alternativa al pago de intereses (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de junio en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


Durante la era dorada de la civilización islámica, su sistema financiero parecía funcionar bien. El crecimiento económico occidental cambié el centro de gravedad y las instituciones financieras europeas pasaron a ser dominantes. El advenimiento del colonialismo y la Revolución Industrial casi terminan con las tradiciones financieras islámicas. En los últimos 50 años, sin embargo, ha habido un nuevo interés en recuperarlas. El primer banco moderno en ofrecer productos financieros sin intereses fue el Nasser Social BNK, una institución pública en Egipto, en 1971. A continuación se creó el primer banco privado, aunque con la ayuda de los gobiernos de UAE y Kuwait, el Dubai Islamic Bank, en 1975. Tras estas experiencias, la Organización de la Conferencia Islámica (OIC) estableció el Islamic Development Bank como una institución financiera internacional. Desde entonces tanto el FMI como el Banco Mundial han reconocido los productos financieros islámicos como un medio alternativo para la intermediación financiera. Pakistán, Irán y Sudán han expresado su deseo de eliminar gradualmente los intereses de sus economías, objetivo alcanzado virtualmente en Irán y Sudán a comienzos de los 80. En otros países como Arabia Saudí, UAE, Qatar y Malaysia más del 20% de sus activos bancarios cumplen los preceptos de la Sharia. En total constituyen una industria de alrededor de dos billones de dólares en activos.

La importancia económica de la banca islámica a atraído la atención de los economistas. En particular, y de manera más pertinente a los teoremas de equivalencia mencionados en al primera parte, Abedifar et al. (2015) [1] revisan la literatura empírica más reciente que examina si los bancos islámicos obtienen unos resultados similares a los bancos convencionales. Estrictamente esto no es un test sobre la equivalencia de los mecanismos económicos subyacentes, pero puede ofrecer algunas pistas sobre ello. Entre otras cosas, si se encuentran diferencias en los resultados que no puedan atribuirse a otras idiosincrasias, la equivalencia no se mantendría.

Los estudios revisados incluyen algunos que se centran en un solo país y que tienen la ventaja de que proveen un escenario en que los bancos convencionales e islámicos operan en un escenario similar. A pesar de ello, los estudios más recientes tienden a usar datos de varios países y usan modelos de frontera, tanto paramétricos como no paramétricos. De ellos, los más amplios son Mohamad et al. (2008) [2], que analiza una muestra de bancos en 21 OIC países entre 1990 y 2005, Johnes et al. (2009) [3], que examina los bancos de seis países del Consejo de Cooperación del Golfo entre 2004 y 2007, y Beck et al. (2013) [4], quienes usan una muestra de bancos de 141 países entre 1995 y 2007. Los estudios usan una variedad amplia de herramientas económicas y de tests de robustez.

La imagen que emerge de estos trabajos permite a Abedifar et al. llegar a la siguiente conclusión:
“Los bancos islámicos son al menos tan eficientes como sus equivalentes convencionales y tienen menos riesgo de insolvencia o impago, particularmente los de menor tamaño). Los bancos islámicos típicamente se centran más en préstamos a pequeños negocios con alto margen, quienes son menos proclives al impago. La evidencia sobre poder de mercado no es clara, aunque hay alguna que indica que los bancos islámicos son más competitivos. Otras evidencias, aunque limitadas, sugieren que la diseminación de la banca islámica puede ayudar a la inclusión financiera y al desarrollo económico. Los resultados de la literatura financiera empírica, dominada por estudios centrados en características como el riesgo/retorno de los fondos de inversión, indican que los fondos islámicos obtienen resultados similares o mejores que los convencionales, mientras que no hay apenas evidencias de que tengan resultados peores.”
Referencias:

1. Abedifar, P., Ebrahim, S., Molyneux, P., and Tarazi, A. 2015. Islamic banking and finance: recent empirical literature and directions for future research. Journal of Economic Surveys 29, in press.

2. Mohamad, S., Hassan, T., and Bader, M.K.I. 2008. Efficiency of conventional versus Islamic banks: International evidence using the stochastic frontier approach (SFA). Journal of Islamic Economics, Banking and Finance 4(2), 107–130.

3. Johnes, J., Izzeldin, M. and Pappas, V. 2009. The efficiency of Islamic and conventional banks in the Gulf Cooperation Council (GCC) countries: An analysis using financial ratios and Data Envelopment Analysis. Lancaster University Management School Working Paper 2009/023, Lancaster, UK.

4. Beck, T., Demirg¨uc-Kunt, A. and Merrouche, O. 2013. Islamic vs. conventional banking: business model, efficiency and stability. Journal of Banking and Finance 37(2), 433–447.

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Hace tres años en el blog: ¿A la tercera va la vencida?
Hace cinco años en el blog: Pulpo ficción.
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